¿Una voz para el niño? - Núm. 2, Enero 2003 - Revista de Derechos del Niño - Libros y Revistas - VLEX 651229913

¿Una voz para el niño?

AutorMary Ann Mason
CargoProfesora de Seguridad Social, Decana de la División de Graduados Unidad de California, Berkeley
Páginas115-137
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IÑO
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Mary Ann Mason3
1. INTRODUCCIÓN
Hoy4, un niño que roba un dulce del quiosco de la esquina puede solicitar un
abogado. Un niño huérfano de 14 años puede elegir a su propio tutor. Una niña
tiene el derecho de abortar sin decirle a sus padres, en la mayor parte de los estados.
Sin embargo todavía un niño que es objeto de una brutal disputa de custodia entre
sus padres carece de mayores prerrogativas.
En la mayoría de las disputas sobre custodia, la voz de los niños está ausente.
Los deseos, los sentimientos y los requerimientos para el desarrollo de un niño -o
incluso de un adolescente-, no son realmente tomados en cuenta. Además, en nuestra
inflexible legislación es posible que los requerimientos para el desarrollo del niño
no sean considerados al momento de establecer los patrones que determinan la
custodia. No se distingue si se trata de un niño o un adolescente, ni al momento de
determinar cuál es el “interés superior del niño”, ni al establecer el régimen de
custodia. Asimismo, el régimen de custodia establecido para un niño se mantiene
intacto a través de los años aunque el niño crezca y madure.
Finalmente, los derechos del niño propiamente tales, no son representados
adecuadamente. Ya se trate de una mediación o de una audiencia judicial, el interés
está más centrado en los derechos de los padres o adultos que en los de los niños.
En algunas acciones de custodia, incluso, el “interés superior del niño” no es
considerado en lo absoluto. Tal es el caso de las acciones por desacato al régimen
de custodia o por una tentativa del padre biológico en contra del padre nominal5
para obtener la custodia; en esas instancias, lo único que se considera para
determinar la custodia es si el contacto con el padre biológico es dañino para el
niño y no el “interés superior del niño”.
1 Este artículo resume las ideas contenidas en uno de los capítulos del libro de Mason Mary Ann, Custody Wars.
Why Children Are Losing The Legal Battle And What We Can Do About It?, Basic Books, New York, 1999.
2 Traducción de Sebastián Muñoz Cornejo, Facultad de Derecho, Universidad Diego Portales.
3 J.D., Ph.D., Profesora de Seguridad Social, Decana de la División de Graduados Unidad de California, Berkeley.
4 La autora se refiere a la realidad norteamericana.
5 El concepto de padre nominal se utiliza para designar al sujeto que cumple el rol de padre sin serlo biológicamente
(N. del T.)
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El reciente juicio de visitas entre Kathy Marshall y Sheldon Nussbaum ilustra
la indefensión del niño en el proceso legal6. En este caso, Heidi Nussbaum, de 12
años, y su hermana Rachel de 8, se negaron a visitar a su padre en Carolina del
Norte el verano de 1995, violando de esta forma un acuerdo judicial entre su padre
y su madre (Sheldon Nussbaum y Kathy Marshall). Cuando el juez les preguntó a
las niñas si iban a cooperar e ir a Carolina del Norte, ambas respondieron negándose
a ir. El juez estimó que ambas niñas se encontraban en desacato civil directo7, por
lo que “castigó” a Rachel ordenando -y compeliendo a la madre a hacer efectivas
las medidas- que no podía abandonar la casa de su madre y prohibiéndole ver
televisión o invitar amigos a la casa, pero permitiéndole hacer manualidades. En
cuanto a Heidi, dispuso que ésta fuera recluida en una unidad de detención juvenil
hasta que aceptara ir a Carolina del Norte.8
El juez estimó que nadie había probado que el régimen de visitas podría poner
en riesgo el bienestar de las niñas. Además sostuvo que como su madre estaba
obligada por los términos acordados acerca del régimen de visitas, Heidi y Rachel,
estaban desobedeciendo al tribunal. Y aunque el juez consideró que ellas no eran
parte en el acuerdo de sus padres, determinó que estaban imperadas por él, al ser
ellas el objeto del acuerdo.9
Un gran testimonio tuvo lugar en las numerosas audiencias previas a la
audiencia de desacato: el de la Dra. Ryan, psicóloga que compareció a nombre de
las niñas. Se había entrevistado con ellas varias veces en el período de un año. De
acuerdo a la versión, más tarde confirmada por la Corte de Apelaciones, Heidi le
contó a la Dra. Ryan que “durante la reciente visita de Navidad en Carolina del
Norte, su padre la despertaba todas las noches y le decía que era el tiempo de
padre e hija”.10 Para navidad, su padre le regaló un rifle de caza y la llevó a cazar,
forzándola a dispararle a un pájaro. La niña dijo que después de visitar a su padre
escuchaba voces.11 Además comentó que para la visita de verano de 1993, éste la
mantuvo en pie hasta las cuatro de la mañana.
Teniendo en cuenta las sesiones que había tenido con Heidi y Rachel, la Dra.
Ryan le recomendó a la madre de las niñas, Kathy, que sus hijas no fueran a la
próxima visita programada, debido a que Heidi estaba bastante perturbada por las
visitas y Rachel estaba sufriendo de un trastorno psicológico severo.12 En una
6 In re Marriage of Marshall & Nussbaum, 663 N.E 2d 1113, 278 I11. App. 3d 1071 (1996)
7 Ibid.
8 Ibid.
9 Ibid. en 1119 - 1120
10 Ibid. en 1116
11 Ibid.
12 Ibid.

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