Analisis del concepto "familia" en el discurso de un menor en riesgo social. - Núm. 45, Enero 2008 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 68429928

Analisis del concepto "familia" en el discurso de un menor en riesgo social.

AutorAguilera, Claudia

INTRODUCCIÓN

El principal objetivo de esta investigación es evaluar cómo afecta en la construcción del concepto familia una variable de tipo contextual, como es la experiencia familiar y otras de tipo personal como la edad del sujeto asociada a la capacidad cognitiva que posee, relacionada con la etapa madurativa en que se encuentra. En este caso, el sujeto elegido para este estudio es un adolescente, que trabaja en la calle y del cual, no se conoce ningún dato.

La recogida de los datos se hizo por medio de una entrevista no estructurada, que, como señala Tójar (2006) se asemeja a una conversación, en cuanto a espontaneidad y familiaridad. La entrevista es abierta, flexible y dinámica para no alterar el flujo del relato del entrevistado que, con sus opiniones y ejemplos debe ilustrar los significados de sus percepciones sobre el fenómeno de interés, en este caso su concepción del concepto familia.

El discurso del sujeto entrevistado es totalmente subjetivo, ya que expresa su valoración personal del concepto familia, por lo tanto, es necesario analizar la inscripción del yo en su discurso para responder la pregunta de ínvestigación. Para realizar tal análisis los datos serán transcritos y sometidos a un análisis de tipo discursivo considerando aspectos de la teoría de la enunciación según Kerbrat-Orecchioni (1997), específicamente se trabajará con los subjetivemas.

MARCO TEÓRICO

Para el análisis del discurso, es necesario hacer las consideraciones respecto a los aspectos más relevantes a estudiar en esta investigación.

  1. La familia

    Para el trabajo que desarrollaremos durante esta investigación es necesario definir el concepto de familia con el cual trabajaremos. Se define como un conjunto de personas unidas por lazos de parentesco que son principalmente de dos tipos: el primer tipo es el vínculo reconocido socialmente, en este caso sería el matrimonio. En algunas sociedades, sólo se permite la unión entre dos personas, en otras, es posible la poligamia. Por su parte, el segundo tipo es el vínculo de consanguinidad, como bien dice la palabra se refiere a lazos sanguíneos, como es el caso de la filiación entre padres e hijos o los lazos que se establecen entre los hermanos que descienden de un mismo padre. En un primer enfoque, la familia aparece como un grupo natural de individuos unidos por una doble relación biológica, posee dos funciones: la función de procreación, que consiste en generar nuevos miembros del grupo. La otra función es la de asistencia, que pretende proteger a los miembros de las condiciones de ambiente, que marcan el desarrollo de los jóvenes y que mantienen al grupo unido (Álvarez, 1992).

  2. La familia occidental moderna

    Los estudios históricos muestran que la estructura familiar ha sufrido pocos cambios a causa de la emigración a las ciudades y de la industrialización. El núcleo familiar era la unidad más común en la época preindustrial y aún sigue siendo la unidad básica de organización social en la mayor parte de las sociedades industrializadas modernas. Sin embargo, la familia moderna ha variado con respecto a su forma más tradicional en cuanto a funciones, composición, ciclo de vida y rol de los padres.

    Prácticamente, la única función que ha sobrevivido a todos los cambios es la de ser fuente de afecto y apoyo emocional para todos sus miembros, especialmente, para los hijos. Otras funciones que antes desempeñaba la familia rural, desde el trabajo, educación, formación religiosa, actividades de recreo y socialización de los hijos, son hoy realizadas, en gran parte, por instituciones especializadas. El trabajo se realiza normalmente fuera del grupo familiar y sus miembros suelen trabajar en ocupaciones diferentes lejos del hogar. La educación, por lo general, la proporcionan el Estado o grupos privados. Finalmente, la familia todavía es la responsable de la socialización de los hijos, aunque en esta actividad los amigos y los medios de comunicación han asumido un papel muy importante.

    Durante el siglo XX ha disminuido en Occidente el número de familias numerosas. En la década de 1970 el prototipo familiar evolucionó en parte hacia unas estructuras modificadas que englobaban a las familias monoparentales, familias del padre o madre casado en segundas nupcias y familias sin hijos. Las familias monoparentales en el pasado eran a menudo consecuencia del fallecimiento de uno de los padres. Actualmente, la mayor parte de las familias monoparentales son consecuencia de un divorcio, aunque muchas están formadas por mujeres solteras con hijos. En 1991 uno de cada cuatro hijos vivía sólo con uno de los padres, por lo general, la madre. Sin embargo, muchas de las familias monoparentales se convierten en familias con padre y madre a través de un nuevo matrimonio o de la constitución de una pareja de hecho.

    La familia de padres casados en segundas nupcias es la que se crea a raíz de un nuevo matrimonio de uno de los padres. Este tipo de familia puede estar formada por un padre con hijos y una madre sin hijos, un padre con hijos y una madre con hijos pero que viven en otro lugar o dos familias monoparentales que se unen. En estos tipos de familia los problemas de relación entre padres no biológicos e hijos suelen ser un foco de tensiones. A partir de la década de 1960 se han producido diversos cambios en la unidad familiar. Un mayor número de parejas viven juntas antes de, o sin, contraer matrimonio. De forma similar, algunas parejas de personas mayores, a menudo viudos o viudas, encuentran que es más práctico desde el punto de vista económico cohabitar sin contraer matrimonio. Estas unidades familiares aparecieron en Occidente en las décadas de 1960 y 1970. (Larraín, Vega, Delgado, 1997).

  3. Desarrollo y panorama de la familia

    Así como se ha considerado a la familia desde un punto de vista histórico y sociológico, es importante también considerarla en cuanto a su conformación y desarrollo, tomando en cuenta aspectos psicológicos, sociales, sexuales y afectivos, entre otros. Para ello resulta útil ver a la familia como un sistema vivo. (Lopéz, Pareda, Simnetti, 1991).

  4. Riesgo social

    Todo niño crece y se desarrolla en la medida que dispone de recursos personales y sociales que le permiten satisfacer sus necesidades y afrontar progresivamente con más éxito las dificultades. Estos recursos, que implican tanto las capacidades y habilidades personales del niño, como el apoyo familiar, afectivo y social con que se cuenta, se van adquiriendo e interiorizando a partir de los procesos de aprendizaje y, en definitiva, del conjunto de vivencias y experiencias que van integrando a lo largo de su vida. Sin embargo, habría que preguntarse, ¿qué pasa...

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