Conclusiones
| Autor | María Angélica Jiménez - Tamara Santos - Paula Medina |
| Páginas | 313-329 |
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Conclusiones
En el transcurso de este trabajo hemos llegado a conclusiones que indican
que hoy, a pesar de todo el avance significativo operado en la justicia penal y
en el control del delito, el alma tecnocrática del sistema de justicia penal le
está ganando terreno al alma garantista de la reforma, y que, sin embargo,
esto no quiere decir que se está deslegitimando el sistema.
Hemos sentado nuestra posición al respecto, al afirmar que si bien se reconoce
que hay que mejorar y superar los déficits operativos aquí señalados, y que
ciertamente han existido pretensiones deslegitimadoras por parte de algunos
sectores políticos y gubernamentales, en especial del poder ejecutivo, el sis-
tema procesal penal no está deslegitimado y no ha renunciado al alma garan-
tista, sino que esta convive desde su gestación con el alma de la eficiencia.
Hemos sostenido también que desde los inicios de la Reforma procesal penal
ha habido momentos en que la complejidad social, y en particular la com-
plejidad de los conflictos penales desde los puntos de vista cuantitativo y
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MARÍA ANGÉLICA JIMÉNEZ / TAMARA SANTOS / PAULA MEDINA
cualitativo, sumada a la perplejidad y falta de comprensión e incapacidad
del Estado para gobernar los asuntos penales, ha conducido a los gobiernos
a adoptar una política criminal expansionista y punitiva presionando al sis-
tema de justicia a desplegar la línea tecnocrática sobre la garantista, lo que,
sin embargo, tampoco significa deslegitimar el modelo de justicia original.
En consecuencia, hasta el momento, la integridad del modelo procesal penal
se mantiene con naturales presiones externas e internas que han sido solven-
tadas unas muy razonablemente y otras menos.
Una mirada objetiva de los logros hasta hoy obtenidos nos da cuenta de
la consolidación de la Reforma procesal penal gracias a los esfuerzos econó-
micos, institucionales y políticos, que hicieron posible edificar una fuerte
y compleja institucionalidad, y gracias al compromiso de los operadores
jurídicos del sistema, de los expertos y de otros sectores «jugados» por la
reforma, todo lo cual ha podido hacer frente a los embates y dificultades
que se han presentado durante sus años de vigencia. Dicho en palabras de
Mauricio Duce:
Destaco su fuerte consolidación, tanto a nivel de las instituciones que trabajan
en el sistema como en el enorme cambio que ha significado la instalación del
modelo acusatorio en la cultura legal de nuestro país. Ni los más optimistas
pensamos que en este lapso se podría haber instalado el modelo y obtenido los
logros que el sistema puede exhibir. Esto se debe al entusiasmo y compromiso
de los actores e instituciones del sistema, pero también por un proceso de pla-
nificación, implementación y gestión institucional muy serio y profesional. La
lección aprendida, lamentablemente no aplicada en otras reformas de justicia,
es que precisamente en esta dimensión es donde se juega la eficacia de los
cambios en la realidad. Estos logros no deben nublarnos sobre la existencia
de muchos problemas aún no resueltos y del surgimiento de nuevos desafíos
no abordados.523
Una mirada a la justicia penal durante los 14 años de vigencia del modelo
procesal penal revela que existen tres grandes niveles de problemas serios
523 Mauricio Duce, Entrevista en sección «La gente piensa, la gente habla, la gente opina», Revista
93 de la Defensoría Penal Pública. 10 años Reforma procesal penal en Chile, Nº 4, Año 1, (2010), 24.
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