Contexto
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CONTEXTO
El mundo entero está enfrentando una
inédita crisis sanitaria (Covid-19) con enor-
mes pérdidas humanas. La contención del
virus ha requerido medidas de distancia-
miento forzoso, aislamiento y paros gene-
ralizados de actividades en las principales
ciudades del mundo. Las medidas, enfo-
cadas en proteger vidas, están causando
importantes estragos en la actividad
económica global: vertiginosas caídas en
las tasas de crecimiento, fuertes aumen-
tos del desempleo y empobrecimiento de
la población.
Debido a la llegada inesperada de la
pandemia, las proyecciones de actividad
económica se han deteriorado drástica-
mente en los últimos meses. El crecimien-
to esperado del mundo para el año 2020
según el informe World Economic
Outlook del Fondo Monetario Internacio-
nal (FMI) pasó de 3,3% a -4,9% entre la
proyección que hizo en enero del año
2020 y la de junio del 2020. Pese a esto, se
mantiene la percepción de que la crisis
económica es transitoria, dado que fue
autoinducida por medidas sanitarias
restrictivas. El mismo FMI proyectó una
vigorosa recuperación de 5,4% para el año
2021 luego del repliegue de las medidas
para el control sanitario. La OECD, por su
parte, pronostica una caída del crecimien-
to mundial de 6% y una recuperación de
5,2% para el 2021, en caso que no exista un
segundo brote al que le asigna igual
probabilidad de ocurrencia.
Sin embargo, a medida que pasan las
semanas, las expectativas sobre la dura-
ción de la crisis económica han ido evolu-
cionando negativamente. A principios de
marzo se esperaba una caída abrupta y
una rápida recuperación (en V), lo que se
ha ido poniendo en duda en las proyec-
ciones de las últimas semanas. Pese a
esto, los últimos indicadores de actividad
de distintos países donde el virus empezó
y se propagó antes, como China, Corea y
algunos países Europa, son auspiciosos.
Debido a que los impactos económicos y
su duración dependen de cuán efectivas
sean las medidas sanitarias de control de
propagación del virus y no de las medidas
económicas en sí mismas, los pronósticos
dependen, en primera instancia, de varia-
bles sanitarias y están aún sujetos a alta
incertidumbre. Es razonable suponer que
la crisis sanitaria va a ser transitoria, ya sea
porque tarde o temprano se va a lograr la
cura, una vacuna, o finalmente, la pobla-
ción esté inmunizada, pero no tenemos
certeza de cuánto durará ese proceso ni
cuál va a ser el equilibrio económico al
que vamos a converger. No sabemos si
los sectores más afectados van a volver a
operar al 100% anterior a la pandemia, o si
cambiarán de forma, ni qué restricciones a
la operación se implantarán para cuidar la
salud de las personas.
En Chile estamos empezando a ver los
efectos económicos que está generando
esta pandemia. Las cuarentenas decreta-
das para parte relevante de la población y
la falta de actividad inducidas para
resguardar la salud han generado una
caída en el último IMACEC reportado de
14,1% en abril con respecto a 12 meses
atrás y un aumento en la tasa de desem-
pleo a 9%, esto es, 1,9 puntos porcentua-
les mayor que 12 meses atrás. Más aún,
las proyecciones para mayo son todavía
peores por la mayor cantidad de pobla-
ción en cuarentena respecto de abril. La
reciente Encuesta de Expectativas Econó-
micas del Banco Central de junio proyecta
un IMACEC de -15% para mayo, y una
caída del producto (PIB) de 4,8% en el año
2020. Está golpeando especialmente a los
sectores que requieren contacto directo
entre personas para operar. Es el caso en
general de servicios como el comercio,
turismo, transporte aéreo, restaurantes,
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Serie Informe Económico 286
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