El exilio español republicano en Chile. "Exilio y Absurdo". La poesia de Antonio Aparicio. - Núm. 30, Marzo 2004 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56656761

El exilio español republicano en Chile. "Exilio y Absurdo". La poesia de Antonio Aparicio.

AutorTenekedjian, Pablo
CargoTextos

"Los grandes sentimientos pasean consigo su universo, espléndido o miserable" A. Camus

Introducción: Desde dónde

Anda en boga la idea (no menos ilusoria que la del deber crítico, pero más pertinente) de que todo texto prefigura su crítica, de que la asimilación ofrecida demarca y sugiere lecturas ( el tema, en realidad, es de larga data en los formalistas rusos) y, por ende, su crítica. Este criterio se basa, principalmente, en los rieles de las funciones narrativas ( ideológica, metalingüística, de dirección, etc). Sin olvidar esto, el trato con diferentes textos nos hacen suponer que una idea estética, en murmullo o en vociferación, en repetición tautológica, permite derivar una categoría estética que ordene la función crítica, como una función implícita que, puesto que parte de la estética y se aferra a una justificación filosófica, implica su aparente individualidad y pertinencia.

Desde esta perspectiva, la idea estética que prefigura un texto, puede creerse como una matriz lógica que permite postular un método con el cuál allegarse a los textos , es decir, urdir alguna generalización sistémica de aplicación pertinente. Si suponemos que el texto tratado es deudor de una forma de aprehender el mundo, de un sentimiento que tendrá sus pares, sus semejanzas, pero, a la vez, su irreductible diferencia, la estética puede ofrecemos varias soluciones que parten del sentimiento mismo, y por tanto inabarcable o abstraíble, y el sentimiento explicito, cabe decir, sus posibilidades, como hiato o como ruptura, generalmente. Ambos se complementan.

No vamos aquí a detallar las tipificaciones que destiñe una vivencia más o menos explicada, no interesa hablar del intraexilio, del desexilio, del exilio interior, o de las actitudes plutárqueas y ovidianas -si, como referentes- , sino del exilio como el abandono voluntario- pero forzado- en amenaza de existencia, de "aquello" [1] , de la vivencia como ruptura, pues las nociones apuntarán al gesto literario escritural como un reflejo de esa ruptura; absurda, no por imposible, sino por ser solución en algunos casos a la lógica renutrida -- y traicionada, diría Camus- de la insignificación del mundo.

Así, la vivencia del exilio y el gesto escritural, cuando es conciente, es posiblemente una solución ontológica a la inseguridad misma, y las palabras tienden a llenar un espacio anterior como valioso o necesario al que algunos críticos llamaron "segunda expulsión del paraíso", siendo una ocupación que pretende resarcir la ruptura predicha, o bien, fiel a la lógica absurda, en conciencia de los límites de la creación como razón; esto es, sabiendo la imposibilidad de ordenar lo caótico del universo enfrentado.

De esta forma la idea dada por Kant, de la realidad como una construcción, como asimilación, que pone de manifiesto el límite del entendimiento [2], -o de la razón, en A. Camus [3] -, redunda en una crítica que asume la asimilación de un texto sin cifrar la expectativa de un conocimiento, sino de una repetición aparentemente perifrástica ( por lo mismo, se entenderá la redundancia que significada una conclusión).

. Por el momento es necesario aclarar un punto importante:

Se parte desde la creencia en que la escritura no es explícita, sino una muestra --una síntesis de otro, un fenómeno para nosotros-, que requiere de nuestra actividad, no para explicitarla, sino para conocerla en nuestros términos [4].

Pero, ya que hemos definido un libro como muestra de una asimilación de un universo [5] debemos explicar en qué términos lo tomamos aquí como parte de una lectura crítica: parece evidente que todo libro y todo universo se da al conocimiento intuitivo, y que la lectura lo que hace es construir, ordenar, asimilar, y esto es indiferente a la intención del creador [6] .

Al ser esta crítica una arbitrariedad interpretativa de un sentimiento, de un concepto, se genera un vuelco que no habla de lo lingüístico como marco, sino de lo alingüístico como inicio. En consecuencia, la palabra "exilio" y lo que por ella interpretemos en cada texto, es un riesgo.

Así debemos buscar de qué se ha exiliado a Antonio Aparicio en Fábula del Pez y la Estrella [7] , sabiendo que lo aprensible exige un cambio óntico. Pasar del vivir al decir vivencial.

Si uno se pregunta ¿qué es aquello de lo que está fuera?, la respuesta más precaria será : de su tierra, y por tanto, de una cultura en la cual ha establecido sus ligazones, posiblemente, fuera de la familia, y , posiblemente, fuera de lo que considerará como aquello que lo legitima.

Más allá de ello, para el trabajo ese estar fuera, significará un interrogante , algo que mueve al rastreo de las nuevas frazadas y del desamparo.

La escritura del exilio es la imagen que devuelve el espejo humano al principio caótico del mismo mundo producto de una disociación entre el hombre y su vida.

  1. Absurdo y exilio en la literatura

El sentimiento absurdo requiere la conciencia sobre sí, y sería baladí registrar sólo a aquellos que le son fieles; es necesario, inclinando la balanza ante lo pragmático del "dar cuenta", someter nuestras especificaciones a lo abarcativo de las respuestas escriturales, no desdeñando, a favor del sentimiento que sí es vivido.

"Se trata de evidencias sensibles para el corazón, mas es preciso profundizar en ellas para que el espíritu las tenga claras" [8] . Al igual que el sentimiento del absurdo, o mejor, siendo el sentimiento del exilio un sentimiento absurdo, las faces o descripciones que no lo agotan servirán para aclararlo y damos una estética del absurdo.

Es, claro está y por principio, un sentimiento; lo que resta, son nociones que pretenden ser arbitrarias.

El exilio se ha tratado desde diferentes perspectivas. Siempre se ha buscado dar cuenta, así que se ha hecho hincapié en las invariables. Cuando se habla de él, comienzan las categorizaciones, las diferencias a partir de lo externo (intraexilio, desexilio, etc.) y de la connotación terminológica; otros, quitan las categorizaciones para marcar que no hay diferencia en cuanto sentimiento.

Voy a quitar todo patetismo: estar fuera, es tener conciencia de no sentirse dentro, e importa poco, salvo para la descripción y para el clima que intenta el análisis, quién ha propiciado o forzado la salida.

Trataremos la ligazón entre el sentimiento de exilio y la creación literaria: averiguar sobre el gesto en sí, las consecuencias que supone.

Escribir es ante todo, confesar, abrir brechas o tirar líneas que rayen la cancha, que hagan mensurable y entendible una vida que no se explica sino desde el caos.

"En un universo privado de pronto de ilusiones y de luces, el hombre se siente extranjero". Diversas filosofías explican tal sentimiento, y, para seguir honestamente, no se encuentra gran diferencia entre la secundidad, el concebir el mundo como hostil de que habla la filosofía antropológica [9] ; la expulsión del paraíso, y el destierro del Cid; y no estoy diciendo que sean las mismas situaciones, sino que el sentimiento es el mismo: de un mundo familiar, que nos explica, que explicamos, que nos legitima y legitimamos, donde no hay inseguridad ontológica [10] , pasamos a ser ajenos, y en consecuencia 2., dónde estamos? [11]. La situación es incomprensible, pero aquél que busca concertarse consigo mismo, debe urgar en las dudas existenciales, y es allí donde entra la literatura.

Es evidente que para un escritor no puede resultar insignificante o digna de omisión, la relación entre lo que piensa de la vida y su gesto de escritura, uno no se puede explicar sin el otro.

Es necesario responder a una cuestión fundamental en relación al exilio de literatos, y es , si ,sí o no, de qué manera y qué evidencias infectan, trasuntan y huellean a las obras con el sentimiento de exilio.

Una respuesta propia, en principio, cuestionaría tal imposición, porque no se pretende hacer taxonomía de rasgos, no...

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