Guerras circulares. - Núm. 32, Marzo 2005 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56739081

Guerras circulares.

AutorCorrea, Josefina
CargoPoema

GUERRAS CIRCULARES Todo es más rápido si rompes los vidrios que te separan de este mundo y la falsa claridad del círculo te escoge como discípulo de su universo quieres caminar por sus calles mientras las sombras te guían hacia tu propia sombra Como quien avanza enceguecido hacia la línea te adentras en la podredumbre de los barrios olvidados sudando rostros, manos infernales lames la tierra, animal rastrero avanzas en la rueda marionetas de colores brillantes gritan hacia el centro con sus voces sensuales estás ahí, en el punto en que todas convergen El rumbo de esta noche no importa como no importa la jauría de perros que acecha en esa esquina o si al doblar en la próxima cuadra te desarman a piedrazos los sin cuerpo Observas las murallas ajadas la ventana está abierta adentro el vaso trepador ingresas por el túnel te mueves como viento espeso en la casa cargada habitantes ajenos miran el techo con el cuello torcido resuena en las entrañas el fondo del vaso se te están cayendo los espejos Corres por cementerios que rebalsan seres de comisuras rotas te llaman incesantes una mujer de cuerpo grotesco orbita por el tiempo y con sus tetas monumentales quiere atraparte Estás en el centro del espiral laberinto, sin sombra, sin reflejo has perdido tu nombre en algún rincón se quedó escupiendo la piel que arrancaste de cuajo Investigo la imagen en el aire que se agota dibujando cada rostro con pinturas azules en verdad soy la asesina que espía desde abajo no me canso de buscar entre las tablas el sonido que alimenta que acaricia el abismo de los cuerpos caldos La madrugada mentirosa aproximándose se apodera de la escala infinita, la hendidura de mi abdomen luces inquisidoras desean cubrirme con su manto la inmovilidad es el centro de toda dicha y prefiero comer la cruz que me grita, la piedra No era cierto que las noches palpitaran porque Dios quería besarme el temblor no fue más que los suspiros de los muertos ahí están lanzados entre escombros con la mueca del espanto pintada de azul y la espalda torcida de...

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