Naufragios por la poesía de Jorge Teillier: un reciclaje reflexivo de Walter Benjamin. - Núm. 37, Marzo 2006 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56845727

Naufragios por la poesía de Jorge Teillier: un reciclaje reflexivo de Walter Benjamin.

AutorRebolledo Dujisin, Matias
CargoEnsayo cr

Estas palabras quieren ser un puñado de cerezas, un susurro -¿para quién?-entre una y otra oscuridad.

Si, un puñado de cerezas, un susurro -¿para quién?-entre una y otra oscuridad

(Jorge Teillier)

"La lengua de un ser es el medio en el cual se comunica su ser espiritual. El río ininterrumpido de esta comunicación atraviesa toda la naturaleza, desde el ínfimo existente hasta el hombre y desde el hombre hasta Dios. El hombre se comunica con Dios mediante el nombre que da a la naturaleza y a sus semejantes (en el nombre propio) y da a la naturaleza el nombre según la comunicación que recibe de ella, porque incluso la entera naturaleza se halla atravesada por una lengua muda y sin nombre, residuo del verbo creador de Dios, que se ha conservado en el hombre como nombre conocedor y -sobre el hombre- como sentencia juzgadora. La lengua de la naturaleza puede ser comparada con una consigna secreta que cada puesto transmite al otro en su propia lengua, aunque el contenido de la consigna es la lengua del puesto mismo. Toda lengua superior es la traducción de la inferior, hasta que se despliega, en la última claridad, la palabra de Dios, que es la unidad del movimiento lingüistico." (Walter Benjamin) [1]

  1. Presumiblemente prescindibles palabras previas

    Hay peligros en las modas, sobre todo (para nosotros) en las académicas. Muchos peligros. Peligro de suponer ciertas ciegamente algunas "verdades", sustentarse en voces de autoridad sin cuestionamos el por qué. Peligro de rechazar ciegamente aquello que nos puede iluminar, ante un -comprensible- desprecio intransigente por aquello que se ha masificado, en la lega voz del diletante. (Pero, ¿habría que rechazar algo que no fue escrito para él?). Peligro de verse forzado a incluir citas o autores que no queremos o no sabemos el por qué, pero que "deben" ir: no hay una opinión válida sin ellos.

    Hoy me toca entrar en ese juego con Walter Benjamin [2]. Terriblemente, de esta manera caigo en lo mismo que -tal vezrechazo, pero este juego puede ser un vicio, y es muy difícil dejarlo. Este texto es sólo un tiro al aire, una posibilidad. Una respuesta sin responder nada. El Walter Benjamin de América Latina que poco a poco se ha vuelto la moda que el propio autor pudo temer. ¿Por qué esa moda? No se podría responder con certeza, pero si jugar con esa respuesta, intentar adentrarse en ese juego, en ese circulo a veces inquebrantable que es la obra de su autor (tan fácilmente se puede entrar en la moda: hay tantas aperturas, es tan fácil la cita), con un molesto juego de reciclaje. Reciclar [3]: esa es de alguna manera la forma con la que intentaremos entrar. ¿Cómo? En el juego de la cita, del plagio, de la sobre-lectura. Pensar a Walter Benjamín, pensar con Walter Benjamin, ¿por qué? Habrá talvez una respuesta.

    Habría, por cierto, que escoger un punto de arranque (¿arranque como escapatoria?) El punto central de mi interés es la teoria del lenguaje de Benjamin, centrándome esencialmente en su texto base, "Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres", pero tomando otros textos de suma importancia en este contexto como guía, a saber, "Sobre la tarea del traductor" [4], "El narrador" [5], "Sobre algunos temas en Baudelaire" [6], principalmente, amén de otras posibles referencias que surjan en el trayecto. Así también los clarificadores aportes de Seligmann-Silva [7] y Jeanne Marie Gagnebin [8]. Ciertamente éste no es un texto expositivo, por lo que se recomienda la lectura directa de los artículos (no explico a Benjamin, no doy mi opinión: juego con sus textos, reflexiono con ellos: sólo se puede entrar a jugar si se conocen las bases, el texto). ¿Por qué empezar un "pensar a Benjamin" desde el ensayo sobre el lenguaje? Razones personales y prácticas: es, a mi juicio, uno de los artículos más bellos de este autor; tiene la particularidad, además, de ser el primer artículo publicado por él, donde se reconocen los gérmenes de lo que será su posterior obra. Si creemos en la continuidad de ésta, es la primera puerta de entrada, que dialogará con todo lo que vendrá más tarde.

    Este artículo finalmente es un juego, sin un objetivo claro, pero del que se pretende se pueda desprender mucho. ¿Cómo explicar lo que ya fue explicado sin incurrir en una tergiversación del original? Tal vez con intentos como el presente, que no piensa en cerrar nada, ni en llegar a determinaciones ... Sin embargo, quiere ser una referencia, una tentativa inconclusa. Ni Teillier quedará comentado, ni Walter Benjamin explicado, pero a quien pueda interesarle un diálogo entre estos autores, a quien quiera pensar de otra forma con Walter Benjamin, o bien con el poeta chileno, sea bienvenido con esta invitación.

    Pero cómo empezar a hablar de Walter Benjamin, qué decir de su obra, desde dónde dar inicio a esta reflexión, cuál será la hebra a la cual nos aferraremos para entrar en este tejido inextricable. Mejor aún: por qué Walter Benjamin, más todavia: para qué Walter Benjamin. No quiero caer en una típicamente posmoderna retórica del fracaso, de la muerte de la intención, de la prescindibilidad del autor. Me quedo, entonces, en la reflexión, que malamente surge al pulso de estas teclas. (Me vacío en la retórica). De esa reflexión debiera, en mi deseo, surgir la reflexión postrera que justificara este texto.

    Reciclar a Benjamin, descontextualizar a Benjamin, un fragmentario conjunto de citas muy al estilo del autor para conformar mi exposición, desarmar (desandar) y rearmar a Benjamin, pero sin despojarlo de contenido. La materialidad de su textualidad es lo que primará, pero hay un sentido tras todo esto: una hermenéutica subyacente que aún en este reciclaje no puede perderse. A fin de cuentas, el papel reciclado produce más papel (limpiado, eso si, de toda marca de "personalización" de ese papel, en un palimpsesto imposible de descifrar), el vidrio produce más vidrio. Reciclar a Walter Benjamin, en torno a la reflexión será un intento, tal vez, de "producir más Walter Benjamin". O bien otro Walter Benjamin, otra posible lectura. Entonces es desde su materialidad, sin perder de vista el contenido, que partiré esta reflexión, para hacer mi lectura de este autor. Mi excusa vendrá en el camino.

    Pero qué hacer con esta teoria del lenguaje. Evidentemente no una árida exposición explicativa. No sólo árida sino traidora del propio Benjamin, quien constantemente hace referencia a la importancia de la forma de la exposición, más allá del contenido mismo de ésta [9]. Escoger este punto de arranque resulta sin duda de una arbitrariedad monumental. Todo texto remite al resto de su obra, y pareciera imposible la comprensión de esos textos sin la remisión a los que lo rodean, en el vicio de este círculo que el autor nunca cerró. Las opciones son múltiples, pero dos caminos divergentes se presentan como los más evidentes a seguir: o la eterna explicación que, si bien centrada en algún tema especifico, remite, en el fondo, a toda la obra del autor (asi los textos de los dos brasileños mencionados más arriba), o bien la concisión máxima: una línea, un eje, y nada de remisiones o contextualizaciones o explicaciones que escapen al núcleo. A esto último apelo yo. Pero no voy a exponer nada. Sólo a intentar decir (y no explicar) con (y no por medio de o gracias a) Walter Benjamin. Pero presento un nexo: la poesía de Jorge Teillier (Lautaro, 1935-1996) [10]. Teillier y su poesía Iárica [11]. Pero, entonces, ¿Walter Benjamin para leer a Jorge Teillier? ¿por qué? ¿para qué?, mejor aún: ¿con que derecho? Pero no es esto lo que pretendo hacer, aunque de algún modo tenga ese punto de partida (de arranque: recuérdese: de escapatoria; mi reciclaje tendrá que dejar todo esto detrás para poder ser productivo). Seria más pertinente, tal vez, decir: Jorge Teillier para leer a Walter Benjamin. ¿Por qué? Me parece que la poesía de este autor nacional me permite, como sujeto instalado en esta realidad, en esta contextualidad, de alguna forma "arraigar" la teoría de Benjamin, aterrizarla, me atrevería a decir: a sentirla. Teillier probablemente no leyó a Benjamín, y su poesía no es en lo que estaba pensando Benjamin cuando escribió su articulo. Pero puede leerse a uno utilizando al otro. Entonces aquí aparece el objetivo principal de este informe. La poesía de Teillier nos permitirá acercarnos al pensamiento en torno al lenguaje de Benjamin, desde mi propia reflexión. Pero luego viene la razón de ser de esta reflexión: el porqué de ella. La reflexión sobre la reflexión, que nos permitirá volver sobre la pregunta inicial (este círculo nunca se cierra): ¿por qué Walter Benjamin?

    En el fondo, escojo un punto de partida, arbitrario como todos, un corte en el continuum de la obra del pensador alemán, utilizando el ejemplo o la correspondencia para ampliar esta reflexión, y finalmente volver a la pregunta a la que hubiese llegado sea cual sea ese corte como punto de partida. Esto es sólo un intento (un ensayo). Esto no es una exposición de la teoría benjaminiana. Este texto no pretende dar cuenta de la lectura de Walter Benjamin, y menos aún de la correcta comprensión (¿quién puede?) de su obra. Este breve texto será una pequeña reflexión en torno a Walter Benjamin, el pensar a Walter Benjamin, desde América Latina. Y desde aquí invoco la compañía de Jorge Teillier para ablandarme el camino. Doy comienzo, pues, a este ensayo.

  2. La lengua del naufragio

    Jorge Teillier será la bajada: del lenguaje en general al lenguaje de los hombres, pero desde la experiencia. Jugará el papel que presumiblemente juega Baudelaire para Benjamín, aunque el contexto es radicalmente distinto. ¿Es esa mi intención al tomar la referencia de Teillier? La intención es ese punto de conflicto. Se puede usufructuar fácilmente de la reflexión benjaminiana en cualquier contexto, como se ha visto ampliamente en la práctica. Habría, entonces, que matar esa intención, como un pre-supuesto al que se quiere llegar; no perder de vista, claro, la reflexión. Pero...

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