Integración del Senado de la República y Método Electoral para Elegir sus Miembros - Núm. 8-1, Enero 2002 - Ius et praxis - Libros y Revistas - VLEX 43472365

Integración del Senado de la República y Método Electoral para Elegir sus Miembros

AutorGuillermo Bruna Contreras
CargoProfesor de Derecho Constitucional de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Presidente de la Asociación de Derecho Constitucional de Chile

Una de las grandes satisfacciones que proporciona la docencia y la academia, es, precisamente, tener oportunidades en que uno puede escuchar y entregar opiniones sobre temas jurídico políticos, como son todos los de nuestra ciencia constitucional, con la más entera y absoluta libertad y confianza, sin restricciones, temores, ni intereses, que no sean el respeto al pensamiento ajeno y la satisfacción de contribuir con quienes deben tomar decisiones, para que tengan otros puntos de vista que considerar.

Por eso y aun cuando la convocatoria podría entenderse limitada a las ideas de legislar aprobadas por la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado, me siento con libertad para exceder tal límite a fin de dar opiniones más completas. Como puede desprenderse del voluminoso y completo Informe de la Comisión, muchas personas fuimos consultadas y dimos nuestras opiniones solamente sobre temas parciales y puntuales, lo que resta perspectivas y horizontes a nuestras visiones constitucionales. Quiero aprovechar esta ocasión para ir algo más allá de aspectos particulares y estáticos de la Constitución, y contribuir así a un avance y modernización institucional, aunque sea en grado sólo de especulación.

Leyendo recientemente el interesante libro póstumo de Leopoldo Castedo, sobre nuestra república parlamentaria entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, he visto cierta similitud en el ambiente e inquietudes políticas y morales de los albores del siglo XX y del XXI que recién hemos iniciado.

En ese entonces había escepticismo, desánimo, una crisis moral y problemas sociales evidentes, que constituyeron la llamada cuestión social. Los grandes análisis que hicieron Enrique Mac-Iver, Tancredo Pinochet, Nicolás Palacios, Alejandro Venegas, bajo su famoso seudónimo de Dr. Valdés Cange, como también Alberto Edwards y hasta Francisco Antonio Encina, forman parte de la Historia de Chile.

Hoy día también estamos bajo una estela de pesimismo, miedo, cesantía y deflación, causadas por problemas económicos y de terrorismo mundiales, que en la sociedad globalizada bajo la cual vivimos, no han dejado de afectarnos. A diferencia del siglo pasado, sin embargo, los análisis que se hacen en Chile son particulares y no generales, puntuales y no globales, hay ausencia de reflexiones conceptuales y de planificación a largo plazo. Nuestros debates políticos son meras reacciones a hechos episódicos, basta recordar que las iniciativas legislativas nacen y mueren según lo que duran los titulares de los noticieros de televisión o las portadas de diarios y revistas, como la eliminación de los fotorradares, reestructuración de Gendarmería después de la evasión de unos presos, aumento de penalidad en delitos sexuales y ahora, como último botón de muestra, el anuncio de legislación sobre incompatibilidad entre cargos de director en empresas públicas y privadas. Hay muchos parlamentarios que sólo expresan inquietudes, frente a la noticia del momento, como estrellas fugaces.

Falta, entonces, el gran debate de ideas con proyecciones, no limitadas por intereses del momento ni con miras a una próxima elección, debe repensarse el Estado y sus instituciones con un carácter fundacional, como lo haríamos si se tuviera que hacer de nuevo nuestra República.

La mencionada Comisión del Senado ha editado el texto íntegro de su Informe "dada la importancia de la materia tratada", como señala su breve preámbulo, y al mismo tiempo para dar cada vez más transparencia a su trabajo y darlo a conocer a los sectores jurídico, académico y judicial. Tal propósito ha sido cumplido en excelente forma y merece nuestras felicitaciones y agradecimientos a los señores senadores que así lo decidieron y a los secretarios y asesores que lo ejecutaron, aunque a pedido de la Sala debió aclararlo y completarlo en el tema que ahora abordamos.

Por aspectos reglamentarios no se produjo acuerdo formal, pero sí hubo opinión mayoritaria para suprimir, a partir del 11 de marzo de 2006, los llamados senadores designados y por derecho propio –como los ex Presidentes de la Repúblicahaciéndolos a todos electivos por votación popular.

Respecto del número futuro de senadores y al método electoral para elegirlos, se ha pospuesto un acuerdo hasta que se produzca un consenso entre los actores políticos que deban decidir, lo que equivale a decir entre el Presidente de la República y los dos bloques políticos que concentran la representación parlamentaria, que son la Concertación y la Alianza por Chile.

Hay dos posiciones bien marcadas: el Gobierno quiere, primero, sacar de la Constitución el sistema binominal que existe para el Senado, enviándolo a la Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones y Escrutinios, donde sería modificado, y la oposición quiere mantenerlo donde y como está. Posiblemente ni en uno ni en otro bloque haya una opinión monolítica sobre cada posición. El gobierno, incluso, se abre para admitir que la mayoría necesaria para aprobar una modificación en dicha ley, en este aspecto, sea igual a la de una reforma constitucional, lo que nos conduce, prácticamente entonces, a que el cambio sea cosmético o de imagen, de satisfacción del amor propio, y nada más.

Ahora y...

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